Cómo son esas cosas de las casualidades, que hace tiempo me di cuenta que llevaba bastante sin actualizar el blog y justo, hace un momento, que se me ha caído un plan sabadeño nocturno, me ha entrado de repente unas ganas de meterme y darle forma de entrada a lo que llevaba barruntando desde hace meses; un resumen o mejor dicho excusa por la que me he mantenido apartado de estos inventos digitales de principios de siglo. Y lo hago 365 jodidos días después de la última actualización. No tinc ni vergonya…
Casi como llevándole la contra a la línea evolutiva del mundo de la fotografía, voy pasico a pasico para detrás. Empezando con las cámaras digitales como buen millenial (con Photoshop y Lightroom y todo eh) no llevaba ni un año cuando fui metiéndole más tiempo a las analógicas (si, en plural). Como no podía ser de otra manera, anduve años consumiendo el servicio de revelado y digitalizado a CD (con su buen desembolso de panoja) para pasarlas de ahí al internet (THE CLOUD).
Bueno, pues como si el picorsito vintage no hubiera tenido suficiente con todo ello, con andar en moto vieja, con andar en bici vieja y escuchar música en los plásticos más duros, ahora tocaba el siguiente paso; el revelado en casa y positivado directamente a papel. EL I+D+i.
¿Y como empezó? me preguntas mientras clavas no se qué en no se qué cosa mía. Pues empezó con esa foto (ahora te explico más). La alegre sensación otorgada por unas decenas de videos de Youtube me decidieron meterme en la movida de revelar mis propios carretes (¿revelar es sacar a papel o es hacer la movida de los químicos al negativo? todavía no lo tenía claro). Unas horas invertidas en wallapop, buscando cosas que, a veces, ni los que lo vendían sabían que era exactamente, y otras tantas buscando tiendas on-line baratas consiguieron que me hiciera con un equipo bien majo de revelado (tanque, químicos y demás aperos) y de positivado (ampliadora, filtros de contraste y papelaso).
Tuve la inmensa suerte que 2 días después de pillarme lo esencial, mi amiga Ane me comentó que había un curso de revelado de blanco y negro (ya es casualidad) en Donosti y por cuatro duros. Inscripción al canto y lo demás ya os lo digo con fotos.
El primer carrete era justo uno que tenía en la cámara y que, al ser de blanco y negro, debería haber recorrido medio país para ser revelado y otro medio de vuelta. Pero este, por azar del destino hizo que fuera el primero con el que trabajara.
Con más miedo que pericia, totalmente a oscuras en clase, conseguí sacar el rollo del cartucho y meterlo en el tanque (no sin la ayuda del profe). A partir de ahí era todo Quimicefa, echar 3 líquidos que huelen regular en estricto orden, tiempo y temperatura y tachán, ¡rollazo revelado!
Enseguida nos pusimos a positivar en clase (y yo en casa, como extraexcolares que nadie me pidió, salvo mi ansia viiiva) y esto era lo que iba saliendo…
Creo que son ya 9 o 10 los carretes de blanco y negro que me he perjeñado y se que van a venir muuchos más. Y es que son tantos los pasos que hay que hacer y ser tan metódico que me lo gozo en cada uno de ellos.
El primer paso, hacer las fotos, es cosa fina y además, hacerlas sabiendo que vas a tener muuucho contacto con cada foto hace que la tomes de otra manera.
Cuando se acaba el rollo viene uno de los momentos más críticos, el revelado. Hay que rebobinar bien el carrete, después sacarlo totalmente a oscuras, enrollarlo en la espiral (el paso jodido) y aplicarles los químicos. En principio, no tiene por qué pasar nada pero si pierdes la concentración o no sigues los pasos a rajatabla, tendrás un carrete bien experimiental (= a saber lo que te sale).
Cuando acabas el 3 baño y ya puedes sacar el carrete, hay un instante del salto al vacío de «a ver cómo hostias ha quedado esto» pero cuando lo estiras y reconoces caras o formas, se te va el tembleque, habrán quedado mejor o peor, pero habemus foto.
Después toca dejar secarlo un día para después cortarlo en tiras de 6 fotos y de ahí, al archivador. Yo que soy un moderno, los escaneo (con escáner del Lidl (no me canso de decirlo)) para poder compartir por Whatsapp, Instagram o por Me llaman Trípode.
Y una vez que ya los tengo cortadicos, he revisado las fotos y he elegido mentalmente cuales quiero pasar a papel, viene uno de mis momentos favoritos, el positivado.
Me preparo la habitación (también llamada zulo) con mi lucecica roja, mi taburete, bandeja de químicos, el papel en los cajones oscuros, la ampliadora lista y mi archivador de carretes al lado. Selecciono el podcast que tengo pendiente, o bien un buen disco de Ruben Blades, BB King o Camarón y me pongo dale que te pego.
Igual me puedo tirar 30 minutos para sacar una foto; i 10 con las tiras de pruebas para comprobar la exposición (pfff muérete ajuste de exposición del Lightroom). Un filtro de contraste arriba, otro abajo, mejor más tiempo,… uuh esas sombras que mal…. y una vez que la tengo como quiero, ¡papelazo grande! y a exponer la foto al completo.
Puedo salir a las 4 o 5 horas sin haber consumido poco más que agua y 4 patatas fritas que he devorado mientras comprobaba la exposición. Suelo salir como mareado, atolondrado y cansadillo, pero más satisfecho que un berberecho.
El siguiente paso, mola un huevo y es poner a secar las fotos en los azulejos del baño, que es donde se puede comprobar la faena del día.
Y ese es un poco todo el proceso y todo lo que me ha robado tiempo (entre otro millones de jodidas cosas que hacer en mi escaso jodido tiempo de ocio) en el último año.
No se si habréis entendido algo, pero por lo menos, yo he pasado 2-3 horicas muy agusto, escribiendo esto y escuchando el disco de Katamalo, Accidente y otros.
Gracias por llegar hasta aquí. ¡Agur lagunak!
Aunque soy bastante ignorante en estas lides, me pareces un fotógrafo increíble. Me dejó loco la foto de la calle vista desde arriba, cómo una cosa tan mundana puede quedar tan bien. Pero prácticamente me gustan todas, buenísimas.
Aunque soy un ignorante en estas lides, me pareces un fotógrafo increíble. Me dejó loco la foto de la calle vista desde arriba, cómo una cosa tan mundana puede quedar tan bien. Pero me gustan prácticamente todas, buenísimas.
Jo muchas gracias por tu comentario! que ilusión! la importancia de llevar siempre una cámara encima…