Pues sí amigos, mis sospechas se hicieron realidad y finalmente el exposímetro de mi segunda Praktica hizo catacroker. Éste me indicaba siempre menos luz de la que había y yo, al igual que haría un buen hombre padre de un niño seboso que pide y pide donnuts, no hacía sino abrir obturador y aumentar tiempos de exposición para saciar el hambre lumínica que demandaba aquel exposímetro maldito montado por algún Hans o Fritz a comienzos de la década de los 70.

Todo esto dio paso a una nueva invitada a mi forzada colección de cámaras analógicas. Siguiendo la linea descendente en cuanto a año de fabricación (1981, 1970 y 1965), dejé de lado los martillos alemanes capaces de hacer fotos y me decanté por la elegancia, calidad y encanto de las Pentax japonesas. Concretamente la primera reflex con incorporar los elementos básicos que hoy conocemos ya que antes de la Pentax Spotmatic hubo poco mas que probaturas en dicho formato.
Dicho todo esto veamos cómo se porta esta señora de 49 años con diversos objetivos.
Empezamos por Capellades (Barcelona), pueblo de mi compañero de piso Alain.
Sede de la empresa de zalpargatas Munich.
La gran importancia de la fabricación de papel para el pueblo se plasma en el Museo del Papel situada en una antigua fábrica. Aquí veís los papeles secándose gracias a las corrientes de aire.
Después de unos días de jazz, vino y comidas tocaba bajarlo en la platja de Vilanova i la Geltrú e inmortalizarlo con el 29mm de Pentacon.

Después de esto, la semana pasó y otro viaje a Bilbao llegó y con él, el reencuentro esperado entre mamá Pentax y el SUPER TAKUMAR 50mm f1,4, el objetivo-maravilla con el que se vendía la cámara allá por los años del «paz y amor».
Enseguida vais a ver los tonos cálidos que da este objetivo y los desenfocazos que hace el pájaro.
Y por fín en San Juan de Gaztelugatxe (Bizcaia).
Todo esto y algo más que se queda en la maleta fue lo que capturó las Pentax en manos de su nuevo dueño. No tadaré mucho en volver con alguna que otra novedad que quiero hacer.
Hasta la próxima. ¡Agur amigos!
que bonito Bizkaia…
algún día ese lugar tendrá el gran placer de conocerme!